sábado, 22 de enero de 2011

El oportuno lamento de Tony Blair


Estos días, el antiguo primer ministro británico, Tony Blair, comparece de nuevo ante la comisión investigadora de los crímenes sucedidos durante la ilegal invasión de Iraq. La más notable diferencia entre esta y la del año pasado es que Blair reconoce sentir las vidas perdidas, tanto las de las fuerzas de coalición invasoras como las de civiles iraquíes.

     Aún así, Tony Blair sigue defendiendo su actuación al decidir apoyar una mal llamada guerra incluso contra las resoluciones de la ONU y las advertencias de sus consejeros directos. Blair sigue defendiendo la matanza de miles de civiles, mantiene su posición ante las torturas y el aumento indiscriminado de la violencia en la zona. Porque, aunque ahora entone un descafeinado "lamento las muertes en Iraq", su encabezonada defensa de la resolución 1441, sin tener en cuenta la opinión unánime mundial sobre la ilegalidad de la invasión así como los espurios intereses tras la misma, prevalece con más fuerza.

     Un familiar de una de las víctimas iraquíes no pudo refrenar su indignación ante las palabras de Blair y espetó ante el tribunal un "es demasiado tarde". Un grito ahogado totalmente lícito y comprensible que, sin haber pérdida por medio (o sí, ya que la inseguridad en el mundo ha aumentado, así como la violencia, la islamofobia y el miedo) todos aplaudimos como nuestro.

     Lo siguiente que se me viene a la cabeza es que, si bien podemos criticar a Tony Blair por su decisión en 2003 es porque ha salido a la palestra pero, ¿dónde está el resto del trío de las Azores? A uno me lo imagino domando vacas mientras mira al horizonte orgulloso en su rancho de Tejas. Al otro, lo veo con recelo día sí y día también, tanto en prensa como en televisión, como una sombra que amenaza volver a este país con intención de salvarlo no sé muy bien de qué. ¿Para cuándo su turno?

     En la foto, una imagen del ex ministro británico Tony Blair formado con los nombres de las víctimas de la guerra de Iraq, elaborado por la artista inglesa Annemarie Wright. (c) Kieran Doherty.

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